Estaba en su residencia privada y el asalto fue perpetrado por “un grupo de individuos no identificados”. La primera dama resultó herida de bala.
El presidente de Haití, Jovenel Moïse, ha sido asesinado este miércoles en la madrugada por hombres armados que perpetraron un asalto a su residencia de Puerto Príncipe, informó el primer ministro, Claude Joseph. Moïse, de 52 años, denunció la semana pasada a la oposición y a empresarios por estar organizando un golpe de estado contra él.
En el asalto resultó herida la primera dama, Martine Moïse, que está recibiendo cuidados médicos, según el comunicado oficial. Se esperan disturbios en las próximas horas a raíz del asesinato. Joseph ha llamado a la calma a la población y ha anunciado que la policía y el ejército cooperarán para mantener el orden.
Jovenel Moïse llegó al poder en 2017 tras unas elecciones muy disputadas en las que los tribunales acabaron por decidir el resultado. Desde 2019, la oposición tomó las calles para protestar contra la devaluación de la moneda y la inflación.
La gestión de la pandemia y los destrozos de un huracán provocaron un repunte hace varias semanas de las protestas en Puerto Príncipe, en las que se pedía su dimisión. Sin embargo, Moïse no tenía intención de dejar el cargo hasta 2022, fecha de las próximas elecciones presidenciales.
Parte de la oposición está liderada por el juez de 72 años Joseph Mécène, que el pasado 8 de febrero se autoproclamó presidente de Haití en un vídeo en directo, aunque ningún país le ha reconocido como tal.
Ayer mismo, el presidente anunció el nombramiento de un nuevo primer ministro, más cercano a los sectores contrarios a Moïse para apaciguar la creciente tensión en las calles. El anterior en el cargo y el hombre que ha anunciado la muerte de Moïse, Claude Joseph, tan solo llevaba tres meses en el puesto.
Haití, el país con menor PIB del continente americano, sufre altos niveles de pobreza e inseguridad, tanto que el Consejo de seguridad de las Naciones Unidas expresó hace unos meses su preocupación por la posibilidad de que se convierta en un estado fallido.
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